Los
varones en España moriremos a los 80, 9 años (las mujeres a los 86,2). En mi
caso, falleceré el 4 de abril de 2041, jueves, a las doce de la mañana. Si la
Unión Europea y el Estado español nos obligan a trabajar hasta los 75 años,
tendríamos unos 5 años 11 meses 2 días y 17 horas para prepararnos para la
muerte. ¿Es esto suficiente?
Uno
tiene mucho que hacer en ese tiempo. Aparte de acudir al médico para sí o su
esposa, pongamos, cuidar la salud, tomar pastillas, velar por sus hijos o
hijas, regar los geranios (ya suponiendo que tenga pagada la casa, sus hijos no
dependan de su pensión y pueda respirar).
Me
refiero a pensar sobre lo que ha sido su vida, hacer balance, darse cuenta de
los errores, consolarse con los aciertos, recordar a algunas personas; esquivar
la idea de que la vida es un conjunto de estampitas y asumir su historia;
identificarse.
Me
refiero a pensar sobre el sentido; revisar la hipótesis de que no hay Dios.
Dejar que crezca la esperanza, acaso; o mirar de frente la propia extinción.
También
me refiero a concretar esa conversación que aún estaba pendiente con una amada,
un amigo del que uno se ha separado, un hermano que se dejó en el ángulo ciego,
un socio al que se engañó. Un tiempo para la reparación o para reafirmarse en
el dejarlo estar. Para un beso debido y cualquiera otra clase de deudas.
¿Nos
dejarán tiempo para que el antes-de-la-muerte sea verdaderamente en paz?
¿Podremos preparar-nos ese tiempo de un modo humanamente digno? ¿O seguiremos
atrapados en el ruido y la furia, esta vez sí convencidos de que nos ha
narrado un loco que, sin embargo, lo tenía todo pensado?
1 Comentarios
Gracias FJ por esa inteligente reflexión, tomen nota los sindicatos.
ResponderEliminarTodo tiempo es escaso, y un bien precioso… Pero ahí está nuestra dimensión eterna, nuestro ser para siempre, que sólo en Dios cobra pleno sentido.
Es probable que al jubilarse, compre un coche “para toda la vida”, una nevera que no se avería, y hasta un “seguro de vida”. Seguro que, como el resto no podrá disfrutar.
Solo nos llevamos lo que ya es eterno aquí, el Amor que perdura, la donación total, el perdón generoso, la sincera alegría, y la esperanza viva que ilumina ese camino a la vida eterna.
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