Pérfido olvido


Porque los míos

no recibieron la merced

de acabar como humanos,

me señala

cada inocente muerto en Gaza

me hiere cada padre roto

con un hijo en brazos

seco de hambre

Gaza me señala

porque mi gente

en los guetos y en los campos

sufrió ese Plan que los nazis

llamaron, sin subterfugios,

del Hambre —con raciones calculadas

para una lenta agonía—

como en el gueto de Varsovia

del que, igual que el Templo,

no quedó piedra sobre piedra

Entre los escombros

sus cadáveres tibios

oyen todavía

bajo la explanada de hoy

como retumban las botas

sobre aquella ruin historia

Pérfido olvido

qué herida emponzoñada

nos hace apuntar a otros

con el arma

que carcomió a los nuestros

en sus ratoneras de Varsovia

Sin sonrojarse

quienes esquivaron ese final

construyen ahora

un campamento de tránsito,

sobre los cascotes de Rafah

digámoslo en voz alta y clara:

un campo de concentración

para los desplazados de Al Mawasi

de Jan Yunis y ciudad de Gaza,

al que cínicamente nombran

«Ciudad Humanitaria»

y de la que solo se podrá salir

«emigrando voluntariamente»

 

2

 

Puedo oír

el clamor de vergüenza

de quienes padecieron

en la «modélica» Thersienstadt, o pasaron

por las «Áreas de Tránsito Humanitario»:

Drancy y Salónica, Bolzano y Westerbork,

camino de la emigración

ya sabemos a dónde

Lo que Hitler no pudo rematar en vida

ha conseguido después de muerto:

deshumanizar a Israel

su póstuma revancha

No son, me digo, no pueden ser

mis judíos piadosos de barba blanca

temerosos de elevar la voz,

no pueden ser hombres

sino entes de furia

brasas por ojos y el alma en llamas

quienes destruyen a mansalva

escuelas, mezquitas, hospitales

matan de hambre y sed

no reconocen inocentes

y justifican la muerte de niños

con la cavernaria excusa

de librarnos

de terroristas mañana

 

Nos gusta llamarnos

pueblo del libro

aunque no todos

leamos lo mismo en él

Es un pretexto de bárbaros

afirmar que Yahvé es solo el Dios

de la tormenta y la guerra

y el libro de Éxodo

un panfleto, su manual de combate

un código de derecho eterno

aplicable a los Estados de hoy

por más que sea cierto

que hace tres mil años

alentó a los hebreos

a destruir las naciones de Canaán:

…y no harás con ellas alianza

ni tendrás con ellas misericordia

Será difícil tener misericordia

 

3

 

con los crímenes execrables

de la horda que arrasó

los poblados judíos

aquel siete de octubre

y se ensañó

con todo lo que vivía

en sus casas y en su sueño

Pero sería en vano

buscar una letra en la Torah

ni prédica de profeta o plegaria

que no lamente y condene

la muerte de un ser humano,

inocente o culpable,

porque para los piadosos

ambos son obra del Señor

y para los que no lo somos

todos merecemos justicia

De los profetas mayores aprendí

que caridad y sí, justicia, tzedaká,

y paz, shalom, son, como en Isaías

los pilares de la convivencia

una no se concibe sin la otra:

…y convertirán sus espadas en rejas de arados,

y sus lanzas en hoces;

no alzará espada nación contra nación

ni se adiestrarán más para la guerra

o en Jeremías

No se alabe el sabio en su sabiduría,

ni en su valentía se alabe el valiente,

ni el rico se alabe en sus riquezas.

yo soy Jehová, que hago misericordia,

juicio y justicia en la tierra

La vida de un ser

creado a imagen de Dios

es sagrada en el judaísmo.

Lo afirma la Mishná:

Quien destruye una sola vida

es como si destruyese el mundo entero

A la hora de escribir estos versos

el destino de los israelíes

también de los que defienden la paz

y el retorno de los rehenes

está en manos de sicofantes con kipá

y la Seguridad Nacional

en las de un convicto por racismo

e incitación a la violencia

Esa banda de autoungidos

 

4

 

pergeña la restauración

del Reino y del Templo

a cualquier precio

El coste en víctimas palestinas

en sacrificio de rehenes

y para los israelíes

que enarbolan la paz en la calle,

amén del daño a la humanidad

y al judaísmo fiel a sus principios

resulta insoportable

Frente a la visión

del advenimiento del Templo

¿qué puede valer la vida de uno

o miles de palestinos?

¿y la de los rehenes

o la de cientos de soldados israelíes?

Nada, menos que nada

para esos sádicos

que aun defienden como sacro

el magnicidio de Rabin

No soy observante

ni creyente

y seguramente un paria

para las comunidades judías

hipnotizadas todavía

por la promesa que fue Israel

después del Holocausto

Pero sé de dónde vengo

y conozco algo de nuestras peripecias

a lo largo de casi tres milenios

Si algo no se elige

es el origen, la simiente

la historia que te precede y hace

Yo he optado por compartir

el destino de los míos,

y aunque mi generación

venida al mundo después de la Shoá

haya tenido mejor suerte,

soy solidario con la angustia

la llaga de padres y abuelos

que vivieron por la tolerancia

o bajo la bota de otros

agradecidos por la generosidad

o arbitrariedad

de quienes nos cedieron

algo de su espacio

a un precio exorbitante

 

5

 

y de sangre, demasiadas veces

El azul del Mediterráneo

observa mudo el río de desheredados

expulsados de sus casas

que procede hacia el Sur

inundando la avenida

que lleva a la siguiente «zona humanitaria»,

eufemismo calcado

de los «reasentamientos en el Este»

de la Oficina de Seguridad del Reich,

hasta que otra bomba

les demuestre lo contrario

Los testimonios del telediario

se impregnan del color del desierto

mientras el enjambre

de desahuciados peregrina

con lo salvado al hombro,

o apilado en una carreta, cacerolas,

hatos de ropa, esterillas

bártulos rescatados

de una montaña de escombros

cualquier cosa que ayude

a sobrevivir en la próxima

estación del infierno

No consigo ver esas imágenes

sin recordar las fotografías

tomadas por los documentalistas nazis

de los desplazados

con una pequeña maleta

vestidos de invierno

y apiñados unos contra otros

camino de la estación del tren

para abordar su último destino

Hoy, en sus despachos

de mando militar o de gobierno

idólatras del Reino

traidores a lo esencial del judaísmo

a su legado espiritual y humano,

se regodean con mesiánicas

fantasías de supremacía y revancha

El furor de quienes deniegan

la nacionalidad a los palestinos

y su condición humana,

—aunque entre ellos haya

extremistas o indeseables,

como en cualquier sociedad—

 

6

 

sume en las mazmorras de la moral

a quienes hoy disponen

del destino de Israel

y de los judíos de la Diáspora

guiándolos al abismo

que ningún ser humano o nación

está a salvo de precipitarse un día

El horror del siete de octubre

despertó en su gruta y por primera vez

desde la Shoá, a un fantasma

que se creyó extinto:

el del exterminio,

y reinfectó una herida

que tal vez nunca cicatrice

Pero ser víctima y sempiterna víctima

no genera el derecho

a convertirse en victimario

ni a la injusticia en mayor injusticia

La Hidra de la Shoá

sigue asomando sus cabezas

La comprensible aspiración de Israel

de asegurar su supervivencia

y la de sus ciudadanos

no llegará solo por la espada

No lo consiguieron Darío, ni Esparta

Alejandro o Napoleón

Israel no será diferente.

Antes de que empezara la Historia

esa árida región ya estaba fracturada

por incesantes batallas

de las que aún nadie dimite

Mal puede, un impío

permitirse profecías

pero sí abrigar temores

Si las secuelas de la Shoá

y la espina de la Nakba

siguen atravesadas en la garganta

de israelíes y palestinos

sin un horizonte de expiación,

el inefable siete de octubre

y la siguiente destrucción y masacre

de la Franja y de los palestinos

se instalarán, me temo, durante generaciones

como una ciénaga de alimañas

proclive a las componendas

de los estados poderosos

e inasible al entendimiento

 

7

 

entre los dos pueblos

Más temores:

No sé si reconoceré

al Israel que emergerá del cataclismo

dividido y autoritario,

menos judío y compasivo

No sé si lo reconocerán

las comunidades israelitas en la Diáspora

—después del cisma y de su fascinación

por un Estado que pretendió ser

«central para los judíos»—

al despertar a la necesidad

de redefinir su identidad

apartada de la nefasta deriva del Estado

y en armonía con la aspiración universal

de paz y justicia, la misma

que predicaron los profetas.

 

 

 

Madrid, 31 de agosto de 2025











Eduardo Kahane es intérprete y traductor, miembro desde 1973 de la Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencias (AIIC). Trabajó en Naciones Unidas y otros organismos internacionales. Titulado por la Universidad Hebrea de Jerusalén en Sociología y Antropología Social, fue profesor del curso para intérpretes del Polytechnic of Central London e iniciador y primer director del curso de interpretación de lenguas de la Universidad de Salamanca. Dirigió el seminario El intérprete como comunicador de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. Fue miembro del Consejo Mundial de la AIIC y de sus comisiones de Investigación y Formación.

Colaborador del Servicio Latinoamericano de la BBC; ha supervisado, entre otros doblajes cinematográficos: Nell, ¿Conoces a Joe Black?, Contact, Salvar al soldado Ryan y Parque Jurásico III.

Escribe sobre interpretación de lenguas e intérpretes en zonas de conflicto y guerra en revistas profesionales.

Es autor de ensayos, relatos, poesía y guiones. Ha publicado poesía y relatos en Cuadernos Hispanoamericanos, Index on Censorship, Zenda y otras revistas. Ha colaborado con El País publicando «tribunas libres» y crítica de libros y traducido del hebreo la obra de teatro de A. B. Yehoshua, Siete días de mayo.

Ha publicado dos poemarios: Contratiempos (Ediciones Vitruvio, 2017), Los lugares y las sombras (Olé Libros, 2023) y el libro de relatos El hombre del tiempo (Olé libros, 2023).

En 2025 finalizó su primera novela: La frontera infinita.

Nació en Montevideo y ha residido en París, Jerusalén, Londres, Ginebra y actualmente lo hace en Madrid.

Habla español, inglés, francés, portugués, italiano y hebreo.