CONFESIÓN

 

            No se lo perdonaré. En el lecho de muerte me confesó:

– Sí, sí. Sí que nos dimos un tiempo.

 

 

 CUERPO

 

Respondió el ángel:

 – Sin al menos algún parásito no habría cuerpo y, sin él, tendrías el dolor frío del abrazo imposible.