«Los buitres de Monfragüe»  (por Eduardo Kahane)

Monfragüe es una novela tierna, escrita con la aparente bisoñez del recuerdo de un niño, que ya adulto, vuelve al escenario provincial que lo hizo para mirarse en las dos imposibles imágenes de un espejo que tanto refleja el presente como revive el pasado.

            El narrador va hilvanando una historia que asume en primera persona, pasando ocasionalmente a la segunda, tal una carta. Aunque hay dos momentos claros de la acción, infancia y pubertad y luego el regreso del adulto al origen: Verania (Plasencia) y Monfragüe, los tiempos de la narración se mezclan, tal como hacemos todos en un soliloquio, superponiendo memorias y conversaciones reales con otras imaginadas, posibles o deseables. Incluso con personajes muertos, como si desde el más allá estos pudieran dar noticias o solaz a nuestras deudas con el pasado.

            Por más que el narrador proteste de que «estamos diseñados para no mirar atrás», el retorno que emprende a Monfragüe parecería demostrar lo contrario y lo hace apoyado en dos certezas. Por un lado, cuenta con el poder regenerador de la palabra, por el otro, no duda de la capacidad autorregeneradora de la naturaleza. Sobre lo primero dice: «Pienso… en las heridas que no han cerrado del todo, en las grietas emocionales de las que nacen las historias. Nuestro viaje a Monfragüe fue una de esas grietas… Para que las heridas cicatricen hay que restañarlas con palabras, inventarse una ficción, un regreso, un viaje de vuelta»En cuanto a lo segundo, sobre el poder de la naturaleza, pone en boca de uno de sus personajes, esta afirmación: «Los buitres… se ocupan de la carroña, de que nada se pierda y de que la rueda de la vida gire, como un eterno retorno». No estamos ante el mito del eterno retorno en el sentido de Mircea Eliade, de la constante reasunción de lo arquetípico o de lo sagrado sino ante la circularidad de la materia, en un mundo que se renueva nutriéndose de sus muertos, de su propia carroña. Esta metáfora podría llevarse más allá y hacerla válida para la obra inmaterial del hombre, su silenciosa pero imparable acumulación, su retroalimentación, la intertextualidad y la polifonía y, desde luego, la creación de lo nuevo.

            En torno a sus dos certezas el libro engrosa su tronco, afrontando la identidad, sexualidad y carácter incipientes en el adolescente. Se mide con la impotencia ante el deseo de justicia, de perfección y el afán de omnipotencia. Duro aprendizaje ese, el de convivir con la frustración, con la debilidad y admitir que lo que queda por el camino es carroña. Tragarla también es crecer. Así, todos resultamos un poco buitres y debemos convivir con nuestra propia vergonzante capacidad de hacer daño, con nuestro lado oscuro, es decir con nuestra sombra. Convivir con ella es también nuestro lado más humano y creativo. Como afirmó Carl Jung: «Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad».

            Sin embargo, lo que hallo más hermoso en este libro es la voz casi temblorosa que narra, lo reconocible de los ambientes en que la acción se desarrolla: familias de provincias, el maestro, lo permitido y lo inefable, el instituto, los miedos, ambiciones y silencios. Monfragüe es un libro escrito con amor por el prójimo y por la naturaleza, valiente y sin proclamas, una guía por un periplo íntimo y valiente. Por eso nos emociona y concierne.


[Javier Morales, Monfragüe, Tres hermanas, 2022]




Eduardo Kahane (Montevideo, 1944) es miembro de la Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencias (AIIC) desde 1975. Trabaja para los organismos de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales. Titulado por la Universidad Hebrea de Jerusalén en Sociología y Antropología Social, fue profesor del curso para intérpretes del Polytechnic of Central London e iniciador y primer director del curso de interpretación de lenguas de la Universidad de Salamanca. Dirigió el seminario El intérprete como comunicador de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. Fue miembro del Consejo Mundial de la AIIC y de sus comisiones de Investigación y Formación. Ha trabajado en el Servicio Latinoamericano de la BBC, publicado crónicas en El País, supervisado, entre otros doblajes cinematográficos: Nell, ¿Conoces a Joe Black?,Contact, Salvar al soldado Ryan y Parque Jurásico III, escribe ensayos, relatos, poesía, guiones y dirige y actúa en espectáculos dramáticos y musicales. Ha publicado poesía y relatos en Cuadernos HispanoamericanosIndex on Censorship y otras revistas. También ha publicado «Tribunas libres» y crónica de libros en el periódico El País. Ha traducido del hebreo la obra de teatro de A. B. Yehoshua, Siete días de mayo. Publica artículos y ensayos sobre la interpretación de lenguas y los intérpretes en zonas de conflicto y guerra en revistas profesionales y especializadas. Es autor de los poemarios Contratiempos (Ediciones Vitruvio, 2017) y  Los lugares y las sombras (Olé Libros de Valencia, 2021).





Para comprender el mundo de hoy y mañana: Las letras del bosque (Por Almudena Sánchez)

        Javier Morales (Plasencia, 1968) es escritor, periodista y profesor de escritura creativa; al que podemos leer habitualmente en “El Asombrario” (Público.es). Entre sus obras cabe destacar el ensayo autobiográfico El día que dejé de comer animales, cuya lectura recomiendo a todas las personas y, en particular, a aquellas que necesiten un empujoncito para pasarse al veganismo; también el libro de relatos La moneda de Carver y la novela Trabajar cansa. La recopilación de textos sobre naturaleza, animales y libros, Las letras del Bosque (Sílex, 2021), es el objeto de esta reseña.

En una época como la que estamos viviendo, es decir, inmersos en una crisis ecosocial multicausal y multidimensional, se hacen muy recomendables, incluso necesarios, todos aquellos textos, libros y manuales que se escriban relacionados con ella, desde cualquier perspectiva y cualquiera que sea la información que nos quiera ofrecer: causas del problema, cómo se está desarrollando, perspectivas de futuro, posibles soluciones… Todo es bienvenido.

Si tuviera que ubicar Las letras del Bosque, lo haría situándola entre los textos didácticos imprescindibles hoy tanto para un acercamiento a la problemática ecológica como para ahondar más en ella. En el primero de los casos, el autor presenta, con una exposición amena, sencilla y clara, temas, ideas, autores y obras tan básicas como fundamentales para iniciarnos en la comprensión de un problema complejo y con tantas caras y aristas. Va trazando un camino de baldosas amarillas que no tiene pérdida y que, con tiempo suficiente para abarcar todas las lecturas y experiencias que nos recomienda, finalmente nos llevará a conseguir una visión general de las claves más importantes sobre lo que está ocurriendo hoy en nuestro planeta y en nuestra vida. En el segundo caso, para los que llevamos un poco más de ventaja sobre este largo camino, Javier Morales consigue que queramos continuar avanzando y seguir aprendiendo, vuelve a revitalizar el interés genuino por lo que sucede a nuestro alrededor, nos invita a abrir de nuevo los ojos y logra que queramos leer más, mirar más, experimentar más, según descubrimos en cada página autores que no conocemos, libros que no hemos leído, películas que no hemos visto, experiencias que no hemos vivido. Afirma Javier en varias ocasiones que «no se puede amar lo que no se conoce», y esta es la clave para salvaguardar nuestro planeta y nuestra vida, el conocimiento y el amor. Es lo que vamos a encontraren cada uno de los textos de esta recopilación, a la vez que nos ofrece de forma veraz y crítica, información muy útil y muy valiosa sobre muchos de los aspectos que conforman la problemática ambiental.

            Autores claves en el género de la escritura de naturaleza (NatureWriting) como Joaquín Araújo o el gran Thoreau; editoriales imprescindibles en este ámbito como Errata Naturae, Plaza y Valdés o Capitán Swing; temas ineludibles como el cambio climático, el veganismo o el capitalismo; poetas como Jorge Riechmann, Dickinson y Whitman; activistas como Greta Thunberg o el actor Joaquín Phoenix, filósofas como Olga Tokarczuk y Marta Tafalla; experiencias sobre la lentitud o el pararse a pensar o a mirar, todo esto y más encontramos en tan sólo 165 páginas, en un magnífico ejercicio de pedagogía sobre un contenido que, en las circunstancias actuales, puede resultar difícil de tratar sin caer en el pesimismo. La condición a la que estamos sometiendo a los animales, a los bosques, a nuestros pueblos y ciudades, e incluso a la propia humanidad, resulta difícil de comprender. Pero Javier Morales consigue acercarnos a todo ello desde el amor y desde la oportunidad que aún tenemos para reaccionar y cambiar nuestra relación con el entorno que nos rodea y del que, ineludiblemente, formamos parte. 


[Javier Morales, Las letras del bosque. Textos sobre naturaleza, animales y libros, Sílex, 2021]





Almudena Sánchez es pedagoga. Tiene un Máster en Humanidades ecológicas, sustentabilidad y transición ecosocial. Trabaja en una institución del tercer sector en temas de salud y medio ambiente. Ha dinamizado el ecoclub de lectura «El bosque de las letras» para divulgar los problemas ecosociales a que nos enfrentamos actualmente y fomentar la sensibilización a través de obras de ficción. Ha publicado textos en @bosquedeletrasclub.