Ver es aceptar la alteridad, dice Emilio Lledó en Memoria de la ética. Los ojos existen para llenarse de lo que no son ellos mismos.

Martha Nussbaum llama imaginación narrativa a esa clase de visión. Leyendo novelas nos adiestramos en comprender las necesidades y la intimidad de los otros: la empatía que enseñan los libros nos prepara para la vida comunitaria (El cultivo de la humanidad). Pues nuestra experiencia, sin narrativa, sería limitada y provinciana; no podríamos tener la capacidad de reflexionar/sentir cosas que de otro modo podrían estar muy distantes (El conocimiento del amor). La imaginación narrativa me ayuda entonces a ponerme en lugar de los demás, a interpretar con inteligencia los relatos de los demás, a entender los sentimientos, los deseos y las expectativas de los demás (Sin fines de lucro).

Ted Chiang, Exhalación; Lola López Mondéjar, Una espina en la carne.

"Somos lo que elegimos recordar".

El viejo y legendario DJ se balancea compulsivamente mientras cuenta su historia, como si padeciera alguna clase de estereotipia. Lo ha contado tantas veces, y lo ha adornado tanto, que el relato ha terminado por suplantar la borrosa e inarticulada secuencia de las cosas que pudieron ocurrir, convertido para siempre en memoria.

Era el chico para todo de la discoteca. Hacía de portero, barría y recogía los vasos, pero soñaba con emular al disc-jockey, el rey de la noche al que todo se consentía, el esquivo héroe que desde su pedestal ponía a bailar a las multitudes. Durante muchos fines de semana no dejó de observarlo. Con una polaroid hizo fotos de sus gestos, de su accionar de botones, de las carátulas de los vinilos que utilizaba. Por las mañanas el muchacho atravesaba sigiloso los descampados para esconderse en la discoteca cerrada. Tenía llave de la puerta de emergencia. Trasteaba los discos en la oscuridad, con los auriculares puestos, ayudado de una linterna. En el suelo de la pista desplegaba unas mantas sobre las que colocaba las fotos en el orden en que imaginaba que debían pincharse los discos. Así aprendió a utilizar los platos y hacer las mezclas, y cuando meses más tarde se sintió preparado, le pidió al dueño que le concediera una oportunidad.

¿Te conté que de niño yo también me escondía en el gimnasio del colegio para practicar a solas con las colchonetas?

"Llámalo vida; llámalo sencillamente querida y pobre vieja vida que da sorpresas" (Henry James).


© Fotografía: Vasiliki Kanelliadou, "Letras en agujero de cartón" (2021)