Decir que
vivimos tiempos de incertidumbre parece quedarse bastante corto en esta época
de pandemias y nevadas impensables. Todo parece saltar por los aires, también
en el ámbito de las relaciones de pareja. Pensando en esto, se me ocurría que
pocos libros expresan tan bien el delirio destructivo (y psicologizado) en el
que vivimos, como este Terapia de pareja,
del austriaco Glattauer. Puede que un título más acertado y literal para este
libro hubiese sido El ejercicio milagroso
o La terapia milagrosa, pero la
editorial, quizá por el gancho comercial, optó porque Die Wunderübung fuese finalmente Terapia amorosa. De Daniel Glattauer
(Viena, 1960) se ha traducido buena parte de su exitosa obra en nuestro país.
Alguno de sus trabajos, como Contra el
viento del norte, se convirtió en un bestseller
traducido a treinta y dos idiomas. Glattauer tiene querencia por la oralidad,
el diálogo y la estructura teatral. Esa
es también la forma en que se presenta Terapia
amorosa: una ágil, lúcida y veloz obra de teatro con tres personajes: un
matrimonio de clase acomodada, los Dorek (Joana y Valentin -historiadora e
ingeniero-) y el terapeuta (Harald) al que acuden para tratar de solucionar sus
problemas de pareja. El lector es en realidad espectador de una batalla
descarnada y sin tregua en este escenario que es la consulta: los Dorek,
casados desde hace diecisiete años y con dos hijos adolescentes, pasan, de la indecisión inicial, a dar rienda
suelta a un cruce constante de reproches, ironías y malentendidos ante los ojos
de un terapeuta que les va proponiendo una serie de ejercicios y prácticas que
clarifiquen o desbloqueen su crisis. El propio analista es también un maestro
de la ironía: “Enhorabuena. Forman ustedes un equipo buenísimo de discusión
sincronizada. Son realmente ágiles y poseen una cultura de la pelea del más
alto nivel”. La obra va configurando una alta y refinada comedia. Por mucho que
el asunto de fondo -el desgaste/distanciamiento de pareja y el final del amor-
sea serio o trágico, el manejo del humor por parte de Glattauer encamina este
inteligente y agudo artefacto hacia una buena y sabia comedia. Una pausa ordenada
por el psicólogo en mitad de la sesión (o combate) da lugar a un fértil giro
narrativo que sorprenderá al lector en la segunda parte del libro. Glattauer
sabe burlarse de los absurdos de la supuesta seriedad terapéutica y del cóctel
explosivo que puede resultar de la mezcla entre lo personal y lo profesional,
parece reírse también de otras perplejidades del mundo contemporáneo, de este
tiempo virtual nuestro en el que alguien puede dejar a su pareja mediante un
escueto mensaje de iPhone, o donde la existencia cotidiana se resume en
listados de situaciones que nos van minando o nos vuelven zombis: “Los niños,
el estrés, las tareas, el cansancio, las jaquecas, las hormonas, los suegros,
el trabajo, la casa, el viento, las… ¿ya he dicho las hormonas? Bueno, la
lavadora, las clases de yoga, el cambio de aceite, la alergia…”
DANIEL
GLATTAUER,
0 Comentarios
Comentarios con educación y libertad